El deterioro de la calidad del aire en Nuevo León volvió a generar preocupación, ya que el ozono se consolidó como el segundo contaminante más crítico en la entidad, solo detrás de las partículas PM10. De acuerdo con los registros oficiales, en 2024 se acumularon 123 días fuera de norma en municipios como García, una cifra alarmante que equivale a respirar aire contaminado durante más de cuatro meses.
Las autoridades ambientales confirmaron que este fenómeno, lejos de disminuir, se ha mantenido constante. Los reportes de la Comisión Ambiental Metropolitana y de la Secretaría de Medio Ambiente estatal muestran que, pese a los esfuerzos anunciados, el ozono sigue superando los límites establecidos por la norma de salud, con consecuencias directas en la población.
Principales fuentes del ozono
El ozono presente en la zona metropolitana de Monterrey no surge de manera aislada. Se forma por la interacción de la radiación solar con contaminantes emitidos por los vehículos que utilizan combustibles fósiles y por la industria. Los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles son las sustancias que, al reaccionar con la luz solar, generan concentraciones dañinas de ozono troposférico, el que afecta a quienes transitan y habitan en la ciudad.
Los especialistas señalan que la refinería de Cadereyta y la quema de combustibles en transporte y procesos industriales son factores que agravan esta condición. De esta manera, el ozono se convierte en un contaminante invisible pero peligroso, que aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, fatiga y complicaciones crónicas, sobre todo en niños y adultos mayores.
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— INFO7MTY (@info7mty) August 12, 2025
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Datos que evidencian el problema
En el diagnóstico estatal de 2023, las PM10 fueron responsables del 42% de los incumplimientos ambientales. El ozono ocupó el 17%, seguido por las partículas PM2.5 (14%) y el dióxido de azufre (11%). Estos porcentajes evidencian un panorama en el que múltiples contaminantes conviven y generan riesgos combinados.
Al pasar al 2024, los datos muestran que el ozono mantuvo su segundo lugar en la lista de contaminantes más críticos, con un total de 123 días fuera de norma. Estas cifras significan que casi un tercio del año la población estuvo expuesta a aire de mala calidad, con impactos directos en su bienestar.
Los reportes, basados en el monitoreo de 15 estaciones distribuidas en la zona metropolitana, también muestran que García fue el municipio con más episodios de incumplimiento, lo que refleja que la problemática no se concentra en un solo punto, sino que afecta a todo el entorno urbano.
Falta de medidas contundentes
Aunque las autoridades estatales han insistido en que se aplican programas de reducción de contaminantes, lo cierto es que los resultados no se ven reflejados en los datos. El ozono sigue acumulando días fuera de norma y las partículas continúan siendo las principales responsables del incumplimiento ambiental.
Expertos y ciudadanos han señalado que las medidas se enfocan más en el discurso que en acciones reales. La falta de una verificación vehicular eficiente, el rezago en políticas de movilidad sustentable y la ausencia de un control más estricto sobre las industrias son factores que explican por qué la calidad del aire no mejora.
Para los especialistas, si no se toman decisiones más firmes, el ozono seguirá siendo un contaminante recurrente que afectará la vida diaria de millones de personas. El reto es mayúsculo: reducir emisiones, mejorar combustibles y aplicar sanciones efectivas para quienes incumplen la norma ambiental.
Riesgos sociales y económicos
El impacto del ozono no se limita a lo ambiental. Las enfermedades respiratorias relacionadas con este contaminante incrementan la demanda de servicios médicos y generan costos adicionales para las familias y el sistema de salud. Al mismo tiempo, la calidad del aire afecta la productividad laboral y el rendimiento escolar, pues los episodios de contaminación pueden causar ausencias y limitar actividades al aire libre.
Nuevo León enfrenta así una paradoja: es uno de los motores industriales y económicos del país, pero ese mismo crecimiento genera contaminantes que se convierten en un riesgo para la población. Resolver el problema del ozono no solo es una tarea de gobierno, sino una necesidad urgente para garantizar la salud y el desarrollo de la sociedad.
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