Después de 33 meses de operación fallida, el Gobierno de Nuevo León decidió poner fin al controvertido esquema de pago por kilómetro recorrido en el sistema de transporte público, un modelo que fue presentado como solución innovadora, pero que terminó generando costos multimillonarios y un deterioro evidente en la flotilla de camiones. A partir de ahora, el pago volverá a realizarse en función de los pasajeros transportados, en un intento por reestructurar un sector que sigue mostrando signos de crisis.
El cambio, anunciado recientemente por el Instituto de Movilidad y Accesibilidad (IMA), confirma lo que durante meses se denunció: el modelo de pago por kilómetro dejó fuera del camino a cientos de unidades, elevó los gastos de subsidio a niveles insostenibles y, sobre todo, puso al pasajero en segundo plano.
Costoso experimento de 15 mil millones de pesos
El esquema implementado por el gobierno de Samuel García desde finales de 2021 resultó en un gasto acumulado cercano a los 15 mil millones de pesos en subsidios a los transportistas. Cada semana, el gobierno estatal destinaba 40 millones de pesos para sostener el pago por cada kilómetro recorrido, sin importar el número de pasajeros que realmente abordaban los camiones.
Críticos del modelo señalaron desde un inicio que este sistema generaba incentivos perversos: los transportistas se enfocaban más en acumular recorridos vacíos que en garantizar el servicio eficiente para los usuarios. Además, el constante uso de unidades sin control adecuado de carga provocó que al menos el 25% de los camiones terminaran fuera de servicio o directamente yonkeados, según reconoció el propio Instituto de Movilidad.
El plan no solo dejó en evidencia una improvisación en el manejo del sistema de transporte, sino que también ocasionó una fuerte presión financiera para el Estado, al tener que sostener el subsidio sin observar mejoras reales en la calidad del servicio.
Luego de casi 3 años y no funcionar, Estado tumba de las rutas camioneras el sistema de pago por kilómetro y regresa al pago por pasajero.#Entérate https://t.co/N0MJMBOVjw
— EL NORTE (@elnorte) June 24, 2025
Admiten el fracaso del pago por kilómetro recorrido
A pesar de las críticas, las autoridades estatales han sido reacias a reconocer que el modelo fracasó. El encargado del despacho del IMA, Abraham Vargas, defendió que el esquema inicial fue “un primer paso necesario”, señalando que permitió la transición de los permisos de concesión al nuevo modelo de operación administrativa.
Sin embargo, tras una evaluación de casi tres años, se determinó que era necesario “ajustar el modelo” para otorgar mayor peso al número de pasajeros transportados. Bajo el nuevo esquema, el incentivo económico estará vinculado al servicio real que recibe la ciudadanía, y no al simple recorrido de las unidades.
Vargas anunció que el proceso de transición será progresivo y que el objetivo es tener a todos los camiones operando bajo el nuevo modelo a más tardar en diciembre. Los 1,500 camiones nuevos que están siendo integrados al sistema comenzarán a operar directamente bajo esta modalidad, mientras que de los 1,800 camiones antiguos, se iniciará primero con 800 unidades, para después incorporar el resto durante el segundo semestre del año.
Transportistas expresan su descontento
El nuevo ajuste no ha sido bien recibido por algunos sectores de los transportistas, quienes consideran que el gobierno estatal está improvisando continuamente en las políticas públicas sin brindar certeza operativa ni financiera a los concesionarios. La eliminación del pago por kilómetro ha generado inconformidad entre los empresarios del transporte, quienes argumentan que el Estado no supo administrar el modelo desde el principio, llevando a este desgaste generalizado.
Algunos concesionarios consideran que el fracaso del modelo no solo se debió a los errores de diseño del esquema, sino también a la falta de supervisión y mantenimiento adecuado por parte del propio gobierno estatal. Aseguran que desde un inicio advirtieron los riesgos operativos que implicaba el pago por kilómetro recorrido, pero sus observaciones fueron ignoradas.
En consecuencia, no solo se perdió dinero público, sino que también se deterioró una buena parte de la flota de transporte, obligando ahora al Estado a gastar nuevamente en nuevas adquisiciones.
Fracasa esquema de kilómetro recorrido
Este nuevo viraje en el sistema de pagos refleja una constante que ha marcado la gestión del transporte público en Nuevo León durante los últimos años: la improvisación. A pesar de los anuncios recurrentes sobre modernización y la llegada de nuevos autobuses, los problemas de frecuencia, mantenimiento, rutas saturadas, falta de conductores capacitados y unidades fuera de servicio continúan afectando diariamente a miles de usuarios.
Mientras el Gobierno estatal insiste en presentar los cambios como avances, la realidad para la ciudadanía sigue siendo la misma: largas esperas, rutas interrumpidas y un sistema que no responde a las necesidades reales de la población.
Organizaciones ciudadanas han expresado su preocupación porque estos cambios de modelo, lejos de ser soluciones integrales, son ajustes parciales que siguen acumulando un enorme costo económico y social. Exigen que finalmente se establezca una estrategia técnica de largo plazo, basada en estudios serios de demanda, infraestructura y sustentabilidad financiera.
Por lo pronto, la incertidumbre permanece. El sistema de transporte de Nuevo León enfrenta otro periodo de transición, mientras los usuarios siguen siendo quienes padecen las consecuencias de años de malas decisiones.
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