La presencia de megabaches en el Estadio Universitario de la UANL se ha convertido en uno de los principales reclamos de estudiantes, maestros y aficionados que utilizan diariamente el estacionamiento. Con capacidad para 3 mil 600 autos, este espacio luce en condiciones precarias, con cráteres que superan hasta los tres metros de diámetro y que representan un riesgo constante para quienes transitan por ahí. Pese a las promesas de renovación anunciadas en varias ocasiones, la realidad es que el inmueble más emblemático de la vida universitaria en Nuevo León está rodeado de calles deterioradas y quejas ciudadanas.
Los usuarios coinciden en que el deterioro no es un fenómeno reciente. Los baches han estado presentes desde hace años, pero con el tiempo se han multiplicado y agrandado, convirtiéndose en obstáculos inevitables. En días de lluvia, la situación empeora: los hoyos quedan cubiertos por agua y es imposible detectar su profundidad, lo que genera daños en los vehículos, desde llantas ponchadas hasta fallas en la suspensión.
Zona poniente, la más afectada
El área poniente, hacia la Avenida Manuel L. Barragán, es la más golpeada por los megabaches en el Estadio Universitario. La ubicación es estratégica, pues conecta con facultades como Biología, Química e Ingeniería Civil, lo que la convierte en uno de los accesos más transitados por la comunidad estudiantil. Sin embargo, es también la zona más peligrosa para los automovilistas, quienes afirman que resulta casi imposible librarse de los baches.
Francisco, estudiante universitario, describió la situación con frustración: “No hay manera de que no caigas en uno de los baches, es inevitable”. La falta de delimitación en los cajones de estacionamiento aumenta la problemática, ya que muchos conductores se ven obligados a dejar sus autos en zonas de terracería o incluso en los carriles de circulación, lo que complica todavía más la movilidad dentro del recinto.
La saturación es otro factor recurrente. Al ser un espacio insuficiente para la gran cantidad de vehículos que recibe, los usuarios reportan que, en días de partidos de Tigres o Amazonas, la situación se vuelve caótica. El estacionamiento se cierra desde horas antes del encuentro, lo que genera filas largas, improvisaciones y, por supuesto, mayor exposición a los daños ocasionados por los baches.
Frente a las cámaras, Samuel prometió mejorar el Volcán universitario, pero en la realidad el estacionamiento del Estadio Universitario, con espacio para 3,600 autos, luce deteriorado con baches de hasta 3 metros. Estudiantes y aficionados denuncian riesgos diarios. pic.twitter.com/faXTY0Yinc
— Especies Políticas (@EspeciesP_NL) August 19, 2025
Contraste con otras vialidades
El mal estado del estacionamiento contrasta con el buen mantenimiento de otras vialidades dentro de Ciudad Universitaria. La Avenida Pedro de Alba, por ejemplo, luce con carriles bien pavimentados, ciclovías funcionales y espacios peatonales adecuados. Esta diferencia ha generado críticas entre los estudiantes, quienes cuestionan por qué un espacio tan utilizado como el estacionamiento principal no recibe el mismo nivel de atención.
Erick, estudiante de Química, señaló que desde que ingresó a la universidad los baches eran evidentes, pero ahora son más grandes y numerosos. “Cuando llueve se convierten en trampas, porque no puedes medir la profundidad del agua. Muchos carros se dañan y los gastos los terminamos absorbiendo nosotros”, comentó.
La queja recurrente es que el gobierno estatal y las autoridades universitarias han priorizado obras visibles o de mayor impacto mediático, pero han dejado en segundo plano el mantenimiento básico del estacionamiento, que sigue deteriorándose año con año.
Promesas incumplidas de renovación
La existencia de megabaches en el Estadio Universitario ha sido motivo de cuestionamientos hacia el gobernador Samuel García, quien en varias ocasiones aseguró que impulsaría la modernización del “Volcán”. Frente a cámaras, prometió una renovación integral, pero hasta ahora los usuarios aseguran que no se ha concretado ningún avance real.
La falta de acción ha incrementado la percepción de abandono. Para la comunidad universitaria y la afición de Tigres, el Estadio Universitario es mucho más que un recinto deportivo: es un símbolo de identidad y un punto de encuentro. Por eso, el estado actual de su estacionamiento resulta tan preocupante.
El abandono es evidente no solo por los baches, sino también por la ausencia de señalización adecuada, la escasez de cajones delimitados y el desorden que predomina en los días de máxima afluencia. A pesar de que este espacio recibe miles de vehículos cada semana, los usuarios sienten que sus necesidades no están siendo atendidas.
Urge mantenimiento inmediato
La situación de los megabaches en el Estadio Universitario exige soluciones inmediatas. Más allá de los planes de renovación a largo plazo, los estudiantes y aficionados reclaman que al menos se apliquen trabajos de reparación básica para garantizar la seguridad de quienes utilizan el estacionamiento todos los días.
Los riesgos no solo se limitan a daños materiales. Especialistas en movilidad advierten que los baches profundos también representan un peligro para la integridad física de los peatones. Una caída o un accidente provocado por un vehículo que pierda el control dentro del estacionamiento podría tener consecuencias graves.
La urgencia se resume en la exigencia de los usuarios: que se cumplan las promesas de ma
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